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Crónica de la Jornada del 12 de diciembre de 2012. Presentación del ciclo: Gestión del combustible n


El tratamiento del combustible nuclear es uno de los grandes retos de la ingeniería.

El problemático tratamiento del combustible nuclear, tanto antes de utilizarlo en las centrales, como el posterior procesamiento de los residuos, fue objeto de una mesa redonda en el Instituto de la Ingeniería de España, co-organizada con la Universidad Pontifica de Comillas, que se celebró el 12 de diciembre pasado. Se trata del primero de una serie de actos que tendrán como asunto central la energía nuclear, y que se celebrarán en los primeros meses de 2013.


José Ignacio Linares, de la cátedra Rafael Mariño de Nuevas Tecnologías Energéticas de la Universidad Pontificia de Comillas, moderó el acto, y presentó las futuras sesiones del ciclo, en las que se abordarán el proceso económico que conllevan, así como la participación social.


Manuel Lozano Leyva, físico nuclear, escritor y divulgador científico, es desde 1994 catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la Facultad de Física de la Universidad de Sevilla, y en la mesa redonda se encargó de contextualizar la situación del “combustible” nuclear en la actualidad. Subrayó las comillas de “combustible” porque, recordó, la combustión es un proceso concreto que no se realiza en los procesos de energía nuclear.


Lozano explicó que la minería de uranio “se hace en minas en el interior o en minas a cielo abierto”, y que en ambos caso conlleva un gran coste energético. “El uranio no proviene de nuestro sol, sino de una supernova que explotó cerca hace 6.000 millones de años”. La extracción del uranio no es problemática para el medio ambiente, pero sí para los trabajadores, que deben tomar precauciones por la radiactividad (que tiene 4 días de vida media). Por lo demás, añadió, “es una minería normal y corriente”.


A diferencia del petróleo o el gas, el uranio “está muy esparcido y en manos mucho más amables: Canadá, Australia… Tenemos para 100 años con el doble de centrales que tenemos ahora.” Al igual que en el mercado del petróleo, hay siete grandes empresas que dominan el sector, con el 67% de las minas en sus manos. España tiene una pequeña parte del uranio mundial.


Lozano Leyva recordó que antes del desastre de Fukushima, la principal preocupación en torno a la energía nuclear eran los residuos. El experto considera que el peligro del uso militar del plutonio de las centrales nucleares está sobrevalorado, porque es muy difícil de usar para ese objetivo. También enumeró otros factores a favor y en contra de las nucleares: a favor, que el precio del uranio está bajando. En contra, de nuevo, que los residuos duran miles de años.

Experimento en el CERN

“El reprocesamiento de residuos debemos afrontarlo a largo plazo, estratégicamente”. Lozano trabaja en un proyecto en el CERN (Ginebra, Suiza), que consiste en inyectar neutrones en residuos nucleares, de modo que los incineren y los transformen en algo menos nocivo. “Todavía no se entrevé la tecnología ni la ingeniería. Por ahora estamos en la fase de ciencia. No se si será rentable, como se verá políticamente… pero científicamente el procesamiento es muy preferible al ciclo abierto (que consiste en que el residuo se degrade con el tiempo).


El otro ponente fue Lorenzo Francia González, de UNESA, la patronal de las eléctricas. donde es jefe de la División de Tecnología e Ingeniería de la Dirección Nuclear. Antes fue catedrático de energía nuclear en la Universidad Politécnica de Madrid.


Francia puso en contexto el mercado de la energía nuclear. Los países a los que compramos uranio son Rusia, Canadá, Sudáfrica, Uzbekistan, Kaxastan, Namibia y Australia. Las empresas, Cameco y Río Tinto, entre otras.


El modelo de tratamiento de residuos de ciclo abierto está gestionado por Enresa, la empresa estatal. El coste lo pagan las empresas eléctricas. “No hay reprocesado, salvo en el desmantelamiento de Vandellós I y en los primeros ciclos de la central de Garoña”, explicó. El combustible gastado se almacena o bien en piscinas o bien en seco, como en Zorita, donde está en 12 contenedores metálicos. En Trillo hay 22 contenedores de ese tipo, diseñados por Enresa.


El almacén de Villar de Cañas


A juicio de Lorenzo Francia, el almacén temporal centralizado (ATC) de Villar de Cañas (Cuenca), donde se almacenará una buena cantidad de los residuos nucleares españoles, “es una buena noticia”.


Francia reconoció que el desastre de Fukushima puede tener impacto en el mercado, y de hecho “ha habido cambios en la política nuclear de algunos países”, como Alemania, que ha rebajado su actividad al respecto. En EE UU, sin embargo, las centrales han pedido que se prorrogue su funcionamiento.


En la ronda de preguntas, Francia subrayó que cree que los nuevos impuestos sobre gestión de combustible usado son “desorbitados”, y que no tiene lógica que el coste del residuo sea superior al del combustible nuevo. Lo atribuyó a la necesidad de recaudación del Estado en el periodo de crisis. “Al final siempre son parches… no creo que sea la reforma que hace falta”.

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