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  • IIE - Maritimo

ESPAÑA ANTE EL MAR


“Un Estado europeo no puede ser un verdadero estado si no tiene nexo con el mar. En el mar acontece ese trascender de la vida allende de sí misma. Por eso el principio de la libertad individual ha llegado a ser el principio de la vida de los Estados europeos”.


(Hegel, Lecciones sobre la filosofía de la historia universal).


Con este título, España ante el Mar, me gustaría aprovechar y dar cierta unidad a lo ya escrito en este blog por el resto de compañeros del Comité de Asuntos Marítimos y, al tiempo, arrancar una serie de artículos que ponen el foco, o mejor, la proa hacia el carácter de España como nación marítima.


Ponen proa a ese carácter al tiempo que desde el espejo de popa divisan toda la historia y tradiciones puramente marítimas de una larga trayectoria-país que muchas veces pero lamentablemente no siempre ha mirado al mar. No obstante todo ello, hago esfuerzo decidido en denominar su carácter marítimo, por completo.


Tomo el título de este artículo del libro “El español ante el mar: ensayo de una incomprensión histórica” del Almirante y Miembro de la Real Academia Española Eliseo Álvarez-Arenas que empieza así tan bellamente dicho tomo:


“Las tierras de Iberia son los foques del navío de Europa. A horcajadas sobre el bauprés sólo se ve mar y cielo si se mira hacia adelante. Mar, al alcance de la mano, hasta el lejano horizonte. Cielo, en los cuadrantes de proa hasta dar con el cenit”.


El mar tiene un atractivo especial para todos nosotros y como Ismael, el personaje de Melville, todos lo que alguna vez hemos vivido y paseado cerca del mar sentimos que nos falta esa presencia cuando nos alejamos de él:


“Llamadme Ismael. Hace algunos años -ya no importa cuántos-, con poco o ningún dinero en el bolsillo, y sin nada de particular que hacer en tierra, decidí salir a navegar y ver la parte acuática del mundo. Es una forma que tengo de echar fuera la melancolía y ordenar la circulación. Cada vez que me sorprendo con un gesto triste en la boca; cada vez que en mi alma hay un nuevo noviembre húmedo y lluvisoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y especialmente, cada vez que la hipocondria me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para no salir a la calle a derribar deliberadamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo, es más que hora de hacerme a la mar lo antes que pueda. En algunos hombres, el mar reemplaza la bala y la pistola. Catón se arroja sobre su espada, haciendo aspavientos filosóficos; yo me embarco tranquilamente. Nada de qué sorprenderse. Si bien lo miran, no hay quien no tenga, en algún momento u otro, y en mayor o menor grado, sentimientos como los míos con respecto al océano”.


Sin la mar no sería posible la vida en el planeta, dice el Capitán de Navío Aurelio Fernández Diz en un reciente ensayo (“Por qué necesitamos y nos gusta navegar”, Cuadernos de Pensamiento Naval, Núm. 17, segundo semestre 2014


http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/mardigital_revistas/prefLang_es/06_boletinPensamiento ): y es que en la mar nació la vida que ahora conocemos y nos sustenta,porque aun hoy es el sol y la mar la que permite que la vida siga existiendo sobre la tierra.


Suele siempre citarse junto a esa frase de Hegel del comienzo, una frase de Cneo Pompeyo Magno, también conocido como el Grande o el triunviro,, según da cuenta de ella Plutarco en sus Vidas paralelas: