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Conferencia de nuestro Presidente D. Carlos del Álamo Jiménez en el Think Tank en el Observatorio de


El pasado 17 de febrero nuestro Presidente D. Carlos del Álamo Jiménez dio una conferencia en la Fundación AON sobre los incendios forestales y su repercusión a nivel territorial, económico y social.


Los incendios forestales se han convertido en una de las mayores amenazas para la Naturaleza, los bienes y lamentablemente también para la vida de las personas, en España y en muchos otros países con estación seca: Portugal, Grecia, Francia, USA, Brasil, Indonesia o Australia, son ejemplos recientes de esta situación.


En España se registra una media anual de 12.000 siniestros que afectan a 99.000 hectáreas de media de superficie, según datos del decenio 2009-2018. En el año 2012 la superficie afectada fue de 218.956 has, en 15.997 siniestros, mientras que en 2018 han sido afectadas 25.695 has, en 7.082 siniestros.


En el fondo de esta dicotomía en la relación sociedad-monte, late una carencia de cultura forestal que ha permitido el arraigo de fuertes prejuicios partisanos utilizados como arma política; destaca la división simplista de los árboles en buenos (árboles autóctonos o nacionales) y malos (árboles invasores o extranjeros) o de árboles que arden más o menos, como si los árboles ardieran solos.


La crisis se produce por esa dificultad, incluso incapacidad, para gestionar y organizar el “abandono del monte”, en su concepción tradicional. Es decir, por no saber gestionar el cambio que se produce en la relación de la sociedad frente al monte tradicional y las nuevas funciones del monte que le asignan los ciudadanos.


Para evitar los incendios, la mejor fórmula es la prevención, y la mejor prevención sobre el monte es implicar a sus propietarios en su defensa y gestión. Esta es la fuerza principal de la prevención.


Podemos decir que no acabaremos con los incendios forestales, consustanciales con nuestro clima mediterráneo y que seguiremos sufriendo sus consecuencias, pero tratemos de actuar bajo la lógica derivada del conocimiento de sus causas y motivaciones y de la evaluación del riesgo territorial, no sobre los mitos y tópicos que caracterizan la ignorancia y algunas veces también la malicia, que han tratado de influir en las decisiones de los responsables de las políticas de lucha contra el fuego, para conseguir sus intereses.



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