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Crónica de la Jornada del 14 de junio de 2014. Emprender a partir de los 50.


Emprender a partir de los 50 poniendo en valor la experiencia y la red de contactos.

Tres emprendedores que rondan los 50 años de edad, los tres del sector de las TIC, contaron el miércoles su experiencia en el Instituto de la Ingeniería de España, en la sexta y última jornada del ciclo que le ha dedicado al emprendimiento el Instituto. En los tres casos se produjo una ruptura con su etapa anterior, ya fuera por un cambio de país, un despido de la empresa en la que llevaban largo tiempo, o un replanteamiento vital integral. Los tres coincidieron en valorar la importancia del trabajo en equipo, con colegas de profesión en una situación similar, para sacar adelante sus proyectos.


Manuel Moreu, presidente del IIE, presidió la mesa, señalando que aunque el emprendimiento de las personas maduras “es un tema transversal”, en este caso se había decidido centrarlo en las Tecnologías de la Información y la Comunicación.


Vicente Gil Durante, vicepresidente del Comité de Sociedad de la Información del IIE, organizador de la jornada, explicó que se trataba de transmitir tres experiencias, para que puedan ser de utilidad para personas que puedan encontrarse en una situación similar, por edad y por problemas como quedarse en el paro. “Hemos cuidado el poner los pies en la tierra; en estos temas hay mucha lección magistral”, avisó. “No vamos a dar ninguna receta como que hay que saber inglés”.


El primero en hablar fue Ignacio Káiser, ingeniero de telecomunicaciones, que después de estar más de 30 años trabajando en grandes compañías, decidió irse a Perú con su propia empresa, Twice Consulting Perú. El ingeniero habló a la sala del IIE por videoconferencia, desde su lugar de residencia.


Káiser había tenido una primera experiencia emprendedora en España, hace 10 años, que “fracasó”. Sin embargo, no se desanimó, e inició otra nueva, que duró más tiempo, también en España. Finalmente, con el inicio de la crisis, percibió que el mercado en nuestro país se estaba poniendo demasiado complicado, y optó por buscar oportunidades en otro sitio.


Por circunstancias, él y sus socios conocían el mercado peruano, al que acudieron primero como observadores, dos meses y medio, para “establecer contactos”. La decisión definitiva de trasladarse “fue dura, porque dejas tu tierra, tus amigos, tus aficiones. Hay que poner una balanza.”


Twice Consulting Perú se dedica a la consultoría en el sector de las TIC, “poniendo orden en empresas que han crecido mucho en los últimos 15 años, pero de forma desordenada, porque su personal no estaba preparado”.


La sociedad se constituyó en 2003, “y la experiencia es positiva en general, con sus dificultades”, resumió Káiser, que recalcó la importancia de la “Marca España” en Latinoamérica, donde “vende, y vende mucho. Los titulados españoles están muy bien considerados”. Eso sí, matizó que hay que ir allí con “espíritu humilde, no a conquistarles, sino a apoyarles, a aportar experiencia y ayudar”.


También recomendó “pensárselo dos veces” si la decisión de irse fuera es por necesidad. “Las urgencias son malas compañeras, y no es un juego venir fuera. A veces me pregunto si tiene marcha atrás. Es una decisión muy arriesgada, que hay que tomar con mucha responsabilidad”.


En cambio, si la decisión es por “oportunidad”, las cosas son “mucho más fáciles, aunque nunca se esté seguro de lo que se va a encontrar”. Antes de ir a Perú, Káiser leyó informes, estadísticas: “Creía que lo sabía todo de aquí, pero solo sabía una pequeña parte. Esto también es un reto, es lo que debe atraer al emprendedor, el ir adaptándose. Emprender no es buscar trabajo, es venir con una empresa. deben percibir que estás al 100%, no que estás sin estar, que vienes de paso”.


Además, “la edad no importa, y si acaso es un valor, por la experiencia. Somos incluso mejor reconocidos. Eso sí, si fuera a buscar trabajo quizás me encontraría con los mismos problemas que en España”. También aclaró que en las condiciones de seguridad y estabilidad “no son tan buenas como en España”. Como cuestión concreta, recordó lo difícil que le resultó abrir una cuenta corriente.

Sobre el país, en los primeros dos o tres meses se llevó una idea “magnífica”, de gente abierta a recibirles. “La realidad es que es muy difícil conocer un país en dos meses. Cuando vine definitivamente, me di cuenta de la barrera cultural, del choque en nuestra forma de ver los negocios”. Mucha burocracia, por ejemplo, “que exige paciencia”. Y, curiosamente, el idioma: “¿Quién lo iba a decir? Yo bromeo con que hablamos el mismo idioma pero distinto lenguaje. Frases que no entiendes, que no sabes si te ruegan o te aconsejan”.


Káiser considera que la experiencia ha merecido la pena. “Tengo mi equipo de trabajo, clientes, y una actividad que no se desarrolla a la velocidad que a mi me gustaría, pero sí a cierto ritmo”. Además, si hubiera que volver, la experiencia no se la quita “nadie”, recalca. Por último, recomendó asociarse con alguien para no afrontarla en solitario, si es posible con algún empresario local que ayude a superar las barreras. “Quizás esto sea el inicio de un gran proyecto empresarial, que me aleja de una jubilación a la que no quiero llegar”.


Cambio de vida


El turno siguiente fue para Juan Manuel Martín, fundador y director del grupo tbdo, dedicado a la formación y coaching en empresas. Martín es ingeniero de telecomunicaciones también, y era el director general de una filial de una importante empresa multinacional de TIC.


Su caso es de “ruptura total”, aseguró. En 1999 su empresa le dijo: “Ya no te necesitamos”. Tenía 36 años, y decidió tomarse un tiempo sabático para explorar otros intereses que tenía, como el desarrollo personal. Hizo talleres, cursos, en todo el mundo. “Encontré un mundo fascinante, nada que ver con donde había estado hasta entonces”.


Su intención no era cambiar de profesión ni de sector, pero le ocurrió “lo que suele ocurrir cuando te tomas un tiempo sabático, que te transformas”. Tuvo que elegir entre seguir con su carrera, o seguir a su “corazón”. No fue fácil, pero eligió lo segundo. Eso sí, aprovechando su experiencia, creando una empresa, tbdo.


“Pasé de estar en un despacho en una planta 18, con coche de empresa en el garaje, a trabajar desde casa, haciendo llamadas a responsables de Recursos Humanos para venderles mis planes de formación”. Pasó un año hasta que consiguieron el primer contrato, un año de dudas e incertidumbre. Pero aguantó, y llegaron “Telefónica, Ericsson, Telecinco”, entre otras.


Los programas de tbdo pretenden “aportar valor a la empresa mejorando el rendimiento de los empleados, y aportar valor a las personas”. Martín contó lo gratificante que son los comentarios que le dirigía la gente cuando terminaban sus cursos.


El negocio iba bien, pero llegó 2009 y el sector de formación “se vino absolutamente abajo”. Casi en los 50, Martíon tuvo que reinventar la compañía. Y surgió escribir dos libros, algo que ni se le había pasado “por la cabeza”. Los textos están dirigidos a un público amplio, no solo a empresas, y demás, uno de ellos ha salido primero en Estados Unidos. Además, ahora tbdo pretende potenciar los programas de formación en línea, señaló.


Para terminar, leyó un poema de Goethe, y transmitió dos mensajes: Uno, que “cuando se produce una pérdida de empleo en la mediana edad puede ser el momento de reevaluar las decisiones de tu juventud y de considerar otro tipo de opciones”; y dos, que “cuando confías en que algo va a salir al final la vida parece que te ayuda”.


La tercera experiencia


También contó su vivencia emprendedora Santiago Alarcón, ingeniero técnico industrial, que era directivo en España de Juniper (multinacional dedicada a sistemas de redes y seguridad), al que de la noche a la mañana despidieron de la empresa, junto al 10% de la compañía.


Estudiando el panorama laboral y empresarial, consideró la opción de crear una empresa. Alarcón ya tenía experiencia con pequeñas empresas, algunas de las cuales habían funcionado bastante bien, como una de actividades de squash, otra de representación artística y otra de energías renovables. Pero en este caso era EL proyecto, LA empresa.


Optó por seguir en el sector de las TIC, en el que había trabajado siempre, y que iba “a seguir creciendo”. Su empresa se denominó BDK (Business Development and Knowledge, Conocimiento y Desarrollo de Negocio). Descubrió que había algunas oportunidades relacionadas con la enseñanza superior, en concreto con tesis que no habían podido convertirse en empresas y que estaban “guardadas en el cajón”. También observó que las empresas de fabricación y los integradores y distribuidores necesitaban ayuda para el desarrollo de negocio.


Buscó “compañeros de viaje”, muchos procedentes también de Juniper, y desarrolló un proyecto que cubriera todas estas demandas. “La edad solo es importante si eres un queso o un vino”, insistió. “Hay vida a partir de los 50”. Su empresa le da “valor a la experiencia para ser eficaces”.


“Uno de los servicios q esta teniendo bastante tirón”, señaló, “es el Ad Interim Management (Gestión Interina): Nos contratan para que lideremos proyectos en los que hay un alto riesgo, por nuestra flexibilidad y alta capacidad de gestión”.


Además, relacionan a las pymes con la universidad para contratar becarios, “algo que ni se plantean y creen que es cosa de multinacionales”.


En cuanto a las retribuciones, Alarcón explicó que a las empresas de recién titulado a veces “hay que darles ideas de cómo te van a pagar”, y aplican fórmulas como tener un porcentaje del accionariado, o de las ventas. “Nosotros les damos algo que ellos no ven con sus análisis. El “qué pasa si no”.


A continuación, Gil Durante, del IIE, recalcó tres aspectos básicos para emprender a una edad madura: “Actualizar la experiencia”, formándose, no viviendo del pasado; “aprovechar la red de contactos, de la mucha gente conocida a lo largo del tiempo; conocemos más gente de la que pensamos”; y, por último, buscar los valores añadidos que se pueden aportar a una determinada empresa.


En el turno de preguntas y respuestas, Martín explicó que la inversión necesaria en su caso fue sobre todo de tiempo, porque no tenían oficinas físicas, y daban los cursos en la oficina o casa del cliente. “Sí tuve que pagarme algunos cursos, pero en proporción fue mucho más el tiempo”. Alarcón bromeó diciendo que se gastó “más en comidas” que en montar la empresa, debido a la importancia de recuperar y ampliar su red de contactos. “Si tienes una idea, compártela, no te la va a quitar nadie”. También dijo Alarcón que montar una empresa “es fácil”, y que no en vano hay 1,7 millones de ellas en España.


Martín apuntó que poner conocimiento accesible a los demás no es caro: “publicar un e-book requiere una inversión mínima y te puede dar un buen dinerito”, por ejemplo. “Otra cosa es el tiempo”.


Tanto Alarcón como Martín, al igual que Káiser, coincidieron en la importancia de trabajar en equipo. “Yo podía haber ido solo, centrándome en lo que conocía, pero preferí hacer programas más amplios contando con gente”, dijo Martín. “La única forma de ir más deprisa es conjuntarte”, añadió Alarcón.

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