top of page
  • IIE - Sociedad de la Información

Crónica de la Jornada del 3 de noviembre de 2014. Las monedas virtuales. El Bitcoin. Crónica de la j


null

Bitcoin, entre el experimento y el dinero del futuro.


Las monedas virtuales, y en concreto la más conocida, Bitcoin, se están abriendo paso como forma de pago a nivel mundial, aunque por ahora sólo son un experimento. Su indefinición legal tiene algunas ventajas, como en el envío de remesas o en la recepción de dinero de turistas en el extranjero, pero también riesgos, por la elevada especulación y por la ausencia de garantías legales sobre la propiedad de las mismas.


Varios expertos en estas divisas virtuales describieron el lunes 3 de noviembre, en el Instituto de la Ingeniería de España, la situación actual de las mismas, así como sus posibilidades de futuro. Moderó la charla Vicente Gil Durante, vicepresidente del Comité de Sociedad de la Información del IIE, que organizaba la mesa, en el marco de la Semana de la Ciencia, que dura dos semanas, y que se celebra en Madrid del 3 al 16 de este mes. El día 13 se celebrará otra jornada, sobre la participación ciudadana en la era de la Sociedad de la Información.


El objetivo, dijo Gil Durante, era “salir con unas ideas más claras, porque unos te alarman y otros todo lo contrario”.


Jorge Ordovás, profesor de la escuela de negocios Foro de Economía Digital, declaró su “fracaso” porque lleva 15 años “intentando que la gente pague con el móvil” y aún no lo ha conseguido; y eso, dijo, a pesar de que hemos delegado casi toda nuestra vida en los smartphones.


Sobre Bitcoin explicó que ha surgido en un momento de tensión en el mercado sobre los medios de pago: ninguno consigue llevarse el gato al agua con el modelo que preconiza. “Bancos, operadoras, Google, Apple Pay… ninguno deja que el sistema vaya hacia una forma única. Empresas como Google o Apple han conseguido un volumen de usuarios que ha cambiado la realidad que vivimos, incluso nos han vendido tabletas cuando ni nos habíamos planteado que las necesitáramos, pero con esto no lo consiguen”.


Bitcoin tiene dos utilidades: como moneda y como inversión. Como moneda, explicó, tiene la ventaja de estar descentralizada, porque no la emite un banco central en concreto; aunque sí que puede llegar a centralizarse y de ser manipulado, según la Universidad de Cornell. “Los manipuladores no podrían robar, pero sí ralentizar pagos o evitar que se hagan”, explicó Ordovás.


“No deja de ser una forma distinta de dinero”, resumió Ordovás. En la calle Serrano de Madrid ya hay 27 comercios que aceptan el pago en bitcoins, a través del móvil. “Es equiparable a un cheque o una tarjeta, consta de una serie de caracteres que son mi dirección de Bitcoin”, explicó. “Me pueden hacer transferencias, como en la banca por internet, solo que con comisiones menores y más distribuidas”.


Bitcoin es digital, no tiene representación física, aunque no es muy distinto del dinero de la banca por internet, recordó. “Los bancos tampoco cambian billetes entre sí sino cifras de dinero”. Todas las transacciones de Bitcoin se registran en un libro común.


Otra diferencia con el dinero convencional es que Bitcoin es una moneda limitada. “A medida que pasa el tiempo se reduce el número de monedas que se emiten, y con el tiempo dejarán de emitirse. Unos dicen que eso es bueno, otro que es malo”.


Se trata de un entorno pseudoanónimo: “Puedo hacer operaciones en las que solo quede mi dirección, pero esa dirección puede ligarse a mi nombre por las casas de cambio en las que he comprado bitcoins, por las tiendas reales en las que he tenido que dar mis datos…”


Nacimiento


El escrito que fundó Bitcoin, en 2008, estaba firmado por un tal Satoshi Nakamoto, aunque nunca quedó claro si era un seudónimo, ni de si se trataba de una o de varias personas. Según la web oficial de Bitcoin, Satoshi abandonó el proyecto en 2010 “sin dar mucha información sobre sí mismo”. En la actualidad el jefe científico de la Fundación Bitcoin es Gavin Andresen.


“Nakamoto es posiblemente la persona u organismo que tiene un mayor número de monedas”, señaló Ordovás, y hay mucha gente que estaría encantada de saber quién es”. Según estudiantes e investigadores del Centro de Lingüística Forense de la Universidad de Aston (Birmingham, Inglaterra), se trata de Nick Szabo, bloguero y ex profesor de Derecho de la Universidad George Washington (Washington D.C., EE.UU.).


En mayo de 2010 se pagaron 10.000 bitcoins por una pizza; aunque entonces aún no cotizaba frente al dólar, cuando empezó a hacerlo, dos meses después, habrían equivalido a 1.000 dólares. En julio de ese año nació la primera casa de cambio, Mt. Gox. “Se trata de una empresa que tiene bitcoins y a la que yo le pago en dólares o euros”.


La cotización fue creciendo con el tiempo: en 2011 alcanzó la paridad con el dólar (actualmente se cambia a 340 dólares, aunque hace un año superaba los 1.200). Empezó a ser rentable robar bitcoins. Se produjeron hackeos en casas de cambio y en monederos particulares, y las primeras caídas de la cotización. “El entorno que la usaba era muy reducido y tecnófilo”.


En 2012 empezó a consolidarse, puesto que cada vez más empresas aceptaban pagos con ella. A finales de año el Banco Central Europeo empezó a interesarse por ella y por otras alternativas similares, como Litecoin. WordPress empezó a aceptarla como medio de pago.


En 2013 la cotización creció en forma exponencial. Mt. Gox -con sede en Japón- declaró la bancarrota y 850.000 bitcoins que tenía en posesión desaparecieron, aunque 200.000 aparecieron posteriormente. Eso dio lugar a que Estados Unidos obligara a las empresas que cambian bitcoins a cumplir la normativa de blanqueo de dinero. “Algunas desaparecieron, otras tuvieron que adaptarse”. Las autoridades persiguieron actividades ilícitas que se realizaban con bitcoins (como compra de droga).


“No hay una seguridad jurídica en torno a las bitcoins. Hay que hacer copias de seguridad, backups, para evitar perderlas. Y luego, usar el sentido común”, señaló, refiriéndose a un presentador de Bloomberg TV que mostró a cámara, inadvertidamente, la contraseña -un código QR- de un premio de 20 dólares en bitcoins, que fue copiada por un espectador que robó el dinero -aunque luego lo devolvió-.


Desde enero de este año la agencia de viajes en línea Destinia acepta bitcoins; otras como el gigante Dell también, y ahora PayPal. Estados Unidos y otros países han seguido por la línea de regularizar, en lugar de prohibir -algo que sólo hacen Islandia y Vietnam-. Rusia y China “han dado bandazos, en general no son muy dados a facilitar el flujo de capitales”.


El aspecto técnico


Del aspecto técnico habló más en profundidad Alberto Gómez, desarrollador de software y fundador de Coinffeine, una plataforma de intercambio de bitcoins peer-to-peer, es decir, entre particulares. “Se trata de intercambiar bitcoins sin perder la posesión de los mismos”, explicó, puesto que en las casas de cambios tanto los euros que se pagan por las bitcoins como las bitcoins en sí están en manos de la casa.


Por el momento, reconoció, “no hay incentivo para usarlo como medio de pago”, porque tiene una comisión del 0,5%, o 10 veces mayor en un cajero de bitcoins -ya hay alguno en la calle Serrano de Madrid-. “En Occidente es más interesante usar euros. Además el bitcoin tiene una volatilidad muy alta, no se puede usar como reserva de valor, salvo quizás en algún país donde la volatilidad de la moneda sea aún mayor”.


La razón principal de la volatilidad es que el usuario típico la usa para especular. Pero más que una moneda, Gómez la ve como “una tecnología” que permite “ligar lógica de negocio a las transacciones”. Es decir, que se pueden realizar transacciones complejas de forma automática, mediante el lenguaje de programación. “Es un campo para experimentar nuevos modelos”.


Por ejemplo, las bitcoins permiten la “multifirma, es decir, que dos usuarios o más sean dueños del dinero y todos tengan que dar su consentimiento para que se gasten”. Las bitcoins permiten “jugar” con el dinero, explicó.


Otra fórmula son los “oráculos: terceros de confianza que aprueban o rechazan las transacciones”. Estos sistemas complejos funcionan mediante smart contracts, que tienen unos costes mucho más bajos que fórmulas similares que se usan actualmente. Tienen que ver con la teoría de juegos, y con que se cumplan una serie de condiciones: “que ninguno de los contratantes pierdan más de una determinada cantidad de dinero, que no puedan salir con más dinero del que tenían..”


“Es como el juego de pares y nones. Da pie a loterías descentralizadas, abre muchas opciones en el mundo de las apuestas… permite las mismas cosas que se pueden hacer ahora, pero con unos costes mucho menores”.


La cuestión jurídica


Las bitcoins viven en un limbo legal que el abogado Pablo Burgueño, del despacho Abanlex, se ha decidido a explorar. “En 2011 adquirí unos céntimos de bitcoins de regalo, pero hasta 2013 no empecé a hacer pruebas en serio. Compré 200 euros en bitcoins a un alemán, y compré un gorro por internet, por 0,03 bitcoins. A las dos semanas me llegó, y dije: “Esto funciona, qué curioso”.


Luego, Burgueño compró café y galletas en un bar que aceptaba bitcoins, y decidió donar algunas a su propio despacho de abogados. “Hice un contrato como donante y donatario y lo llevé a Hacienda de la Comunidad de Madrid. Dije que había donado “bienes digitales”, se quedaron con una copia y pusieron un sello que decía “Lo investigaremos”.


En febrero de este año le hizo una consulta al Ministerio de Hacienda: “¿Qué impuestos hay que pagar? Aún estoy esperando, aunque hace una semana me pidieron más tiempo”, bromeó.


Pero Burgueño ha hecho algo aún más “alucinante” con bitcoins: constituir la sociedad de Coinffeine, la empresa de su colega de mesa Alberto Gómez. “Demostramos ante el notario que las bitcoins eran de los socios. Se utilizó una firma electrónica de tipo avanzado notarizada, el capital social se creó en bitcoins, y en el registro la aceptaron. Eso quiere decir que se les da valor a las bitcoins. ¿Cuánto? Pues lo que la gente esté dispuesto a pagar por ello”.


Gómez añadió, al respecto, que gracias a este precedente “España se ha convertido en uno de los mejores sitios de Europa para invertir en bitcoins”, puesto que se puede invertir en bitcoins en una sociedad.


Burgueño hizo también un registro de propiedad intelectual a través de la cadena de bloques, la hoja de contabilidad del sistema Bitcoin, que es accesible desde cualquier parte del mundo. “Pagué 5 céntimos de euro en lugar de 70 euros que me habría cobrado el Ministerio como tasa”, explicó.


El Congreso de los Diputados invitó a Burgueño para que les hablara de Bitcoin. “Les compré unas galletas, cookies, con bitcoins para de paso denunciar la ley de cookies ”, bromeó. “Los diputados no sabían que en la cadena de bloques no hay derecho al olvido”. Posteriormente el Gobierno recibió una consulta sobre Bitcoin, a lo que respondió: “Estamos en ello”.


Burgueño envió una consulta al Sepblac, el Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias, adscrito al Banco de España, sin respuesta. Quien sí le contestó fue el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas del Ministerio de Economía. “Nos dijeron que hay dos tipos de bitcoins: las que tienes para tu empresa, con las que no vas a comerciar, y aquellas con las que sí comercias”.


Es decir, que unas son “inmovilizado intangible, como un programa de ordenador”, y las otras, que se usan para comprar, vender, etc., son una “existencia, como una tienda que tiene clavos. Nos pareció muy interesante: ya tenemos una base”.




De izquierda a derecha, Ordovás, Gómez, Gil Durante, Burgueño y Moreno.






La Dirección General de Ordenación del Juego fue la siguiente consultada. Le explicaron que las bitcoins “no son dinero, porque no son moneda de curso legal, pero a efectos de los juegos de azar vamos a aplicarle las mismas normas que aplicamos al dinero”, es decir, los impuestos y autorizaciones correspondientes. “¿Por qué han considerado cantidad de dinero a una cantidad de bitcoins? Porque la gente las usa como tal”.


“Todo empezaba a cobrar sentido. No lo entienden como un trueque, las empresas lo entienden como si fuesen monedas. Pero no se transmiten desde una cuenta bancaria, así que no dejan rastro visible para la Administración. Mi interpretación es que habrá que aplicarles el resto de normas del dinero contante y sonante, pero la Administración aún no se ha manifestado de forma rotunda”. Mientras, el Banco de España también le llamó para que les hablara de las bitcoins.