- IIE - Maritimo
La impresión en 3D: ¿Una revolución para el futuro del transporte marítimo?

Autor: José-Esteban Pérez
3D Printing. A revolution for the maritime transport
How is 3D printing going to impact in the maritime transport and how can change maritime traffic patterns?
3D printing technologies could produce a significant impact in the container handling world.
The future will face a deeply change, but it is not yet clear when and how. In any case, the accelerate development of the technologies involved could give surprises in the maritime world, civil as well as naval.
La situación actual invita a contemplar el posible impacto que las nuevas tecnologías para la impresión en tres dimensiones podrían tener en el mundo industrial y dentro del mismo en el mundo marítimo, tanto afectando a la industria de la construcción y la reparación naval, como a la industria naviera, al transporte y al tráfico marítimo e incluso a la industria militar1. Un primer ejemplo es el de la nueva fábrica de General Electric Aviation para fabricar con impresoras 3D las toberas de combustible de los reactores para los aviones Airbus 320, de las turbinas de gas de Siemens. Otros tienen que ver con las posibilidades de utilizar estas tecnologías aplicadas a la resolución de cirugías médicas de variados tipos.
En esencia, la tecnología utilizada permite convertir un archivo informático 3D virtual, tanto de nuevo diseño como mediante la digitalización de un objeto real con un escáner 3D, en un objeto físico tangible.
Ya en primera instancia se puede apreciar una gran ventaja en el uso de esta tecnología: una reducción significativa de las cadenas y los espacios logísticos, tanto en lo que se refiere al almacenamiento de objetos fabricados (piezas de repuestos, elementos intermedios de fabricación o de otro tipo), como a su transporte desde los lugares de producción a los de utilización o de consumo, en su caso, así como del tiempo empleado en estas operaciones. Otra ventaja sería la eliminación de recortes o sobrantes de fabricación, tanto más importante cuanto más fuese el valor de los materiales utilizados.
Es evidente que en la actualidad, cuanto más avanzado y complejos sean los productos que se fabrican, más sensibles y complejas serán las estructuras de las cadenas de suministro, que implican la colaboración y coordinación de muchos actores distintos entre suministradores y distribuidores.
Una explicación esquemática de lo que decimos, especialmente en el caso de productos complejos, se puede representar como sigue.
Cadena tradicional:
Materias primas –> Elementos intermedios –> Equipos –> Manufactura final –> Distribución –> Vendedor –>Comprador/Consumidor final
Esta cadena, en el caso hipotético de utilizar completamente las tecnologías de impresión 3D, tendría el siguiente aspecto:
Materias primas –> Manufactura final &Comprador/Consumidor final
En el caso de la cadena tradicional, todos los espacios representados con flechas requieren, además de otras cosas, de un transporte, de un almacenaje y de una compleja coordinación que suele requerir diseños parciales.
En el segundo caso, las únicas cosas que se transportan son las materias primas hacia el fabricante final, que dispondrá de impresoras 3D, y de los archivos informáticos que contienen la información necesaria a partir de la digitalización del diseño.
Simplificando: en vez de que viajen cosas desde diversos puntos geográficos, viajarán archivos informáticos por la red. Los costes tradicionales de transporte, financiación de los inventarios, de manipulación y almacenaje quedarían prácticamente eliminados.
En el caso de fabricaciones no seriadas o de series pequeñas, las ventajas de las tecnologías 3D serían aún superiores ya que en la mayoría de los casos y dependiendo de la capacidad y flexibilidad de las máquinas de impresión, lo único que cabría modificar sería el archivo informático a utilizar.
Como parece lógico en una evolución de este tipo, también se modificarán los diseños para que la información digitalizada a las máquinas de impresión se adapte mejor a sus métodos y pautas de trabajo.
Podemos inferir pues, que estamos ante una revolución industrial cuyas consecuencias no se pueden prever en estos momentos, pero que puede cambiar los hábitos de producción y consumo en todo el mundo y afectar más a sociedades enteras cuyos desarrollos estén basados en los tipos tradicionales de fabricación y muy especialmente en aquellas con costes salariales muy bajos pero que necesitan cadenas logísticas de almacenamiento y transporte para la exportación y venta de sus productos.
Este futuro modificará a la sociedad, a la industria y al comportamiento de los individuos. Es aún imposible pronosticar hasta qué punto, pero parece lógico pensar en algunos factores claves:
La tecnología a aplicar se desarrollará de manera acelerada, como está siendo normal en la “sociedad de la información”. Las soluciones diferirán bastante de las aplicables en la actualidad.
La digitalización nos conduce a actividades más globales e interconectadas.
La logística cambiará. Los objetos podrán fabricarse en cualquier sitio en el que dispongamos de una impresora 3D adecuada y el software requerido, teniendo además en cuenta que todo el sistema puede ser replicado en cualquier otro lugar.
Todo esto plantea una importante y múltiple incógnita respecto a los conceptos de propiedad intelectual y propiedad industrial; incógnita no resuelta aún hoy cuando todavía nos movemos en niveles mucho más elementales.
Los problemas derivados de posiciones dominantes especialmente los referidos a la propiedad del software pueden tener una enorme dimens