- IIE - CIDES
Mitos, Realidades y Dilemas de la Cuestión Ambiental y de la Conservación de la Naturaleza

El pasado 20 de marzo, el Comité de Ingeniería y Desarrollo Sostenible (CIDES) del Instituto de la Ingeniería de España organizó la jornada “Mitos, Realidades y Dilemas de la "Cuestión Ambiental” y de la Conservación de la Naturaleza”. Presidió la mesa Dª. María Jesús Rodríguez de Sancho, Presidenta del CIDES del Instituto, quien dio la bienvenida a los asistentes y presentó la jornada. Continuó presentando a los ponentes de gran renombre de la jornada, D. Domingo Gómez Orea, Dr. Ingeniero agrónomo. Catedrático UPM. Perfil Medio Ambiente y Ordenación Territorial y Presidente del Comité de Asuntos Rurales del Instituto. El segundo ponente fue Dª. Pilar Martínez Rodríguez, Especialista en temas ambientales, con amplia experiencia en la “cuestión” suscitada por las políticas de conservación, Pilar Martínez Abogados.
Comenzó la jornada el señor Gómez Orea, con la ponencia “Mitos, realidades y dilemas de la cuestión ambiental y la conservación de la naturaleza” hablando desde el escepticismo y la duda intelectual frente a la certeza y el dogmatismo y estructurando todo su discurso mediante preguntas.
Señaló que desde los años 60 del pasado siglo, en que surge la “cuestión” ambiental, se ha generado una prolija literatura que mezcla ideas científicas, con mitos, prejuicios y “verdades” que no han superado la prueba de la incertidumbre; y que suscitan dilemas sobre las medidas a adoptar o simplemente permiten justificar decisiones políticamente interesadas.
Destacó la sensibilidad ancestral del agricultor por el medio ambiente como pone de manifiesto esta máxima: “toda finca admite mejoras hasta la total ruina de su dueño”, que indica la necesidad de adaptarse a la naturaleza evitando así los impactos ambientales. Esta adaptación también determinó la ubicación, tamaño, forma y cultura de los pueblos, hasta que el Plan de Estabilización de 1959 desencadenó la formación un indeseable modelo de desarrollo Centro-Periferia (económica, social, territorial y ambientalmente insostenible) con dos manifestaciones extremas: una, la creciente acumulación de población en las ciudades y el riesgo de colapso por congestión; otra, la creciente despoblación rural, especialmente en las zonas rurales profundas, (la Laponia española), muchas de las cuales ya son demográficamente insostenibles.
Negó la superioridad ambiental, generalmente aceptada, de lo natural sobre lo artificial mostrando significativos ejemplos de ecosistemas, como la dehesa española, y paisajes agrarios (como la Geria de Lanzarote) que creados por el mundo rural, presentan unos valores insuperables.
Puso de manifiesto el Sr. Gómez Orea la contundente lógica y sensatez de la sensibilidad ambiental frente a la fama de radicalismo que se le suele atribuir; y ello porque en nuestra sociedad la racionalidad es la excepción; porque se utiliza ideológicamente por ciertos colectivos radicales; y por el reduccionismo del síndrome del “ecologista infantil” (como los niños, “no deja hacer nada”) al ignorar las dimensiones social, económica y territorial del medio ambiente y de la sostenibilidad.
Criticó la obsesión administrativa por imponer la protección de espacios no amenazados o solo por amenazas inconsistentes o banales, y al agricultor restricciones de cultivo incumplibles; y el mito de los beneficios económicos al mundo rural, con esta frase: “el que contamina, paga, pero ¿cobra o también paga el que conserva?”, destacando que no se pagan al agricultor los beneficios ambientales que genera, sino que se le penaliza.
Atribuyó el problema de los incendios forestales, de un lado, a la insatisfacción del mundo rural por la demagogia con que se le trata; y de otro, a la acumulación de biomasa, porque no se incentiva su extracción y no se internalizan los beneficios indirectos e intangibles que produce.

Denunció el uso abusivo y banal de la idea de sostenibilidad y la inconsistencia de los apoyos institucionales cuya “obsesión por el PIB”, produce un dilema en el ciudadano comprometido: ¿consumir más, para favorecer el empleo o consumir menos para favorecer la sostenibilidad?. Se alegró de que la economía circular, que sustituye la forma lineal de producir: “tomar, usar y tirar” por la circular: “tomar, usar y reciclar”, haya entrado en el mundo de los negocios. Y recordó que este enfoque no es nuevo, sino el utilizado desde siempre a través de oficios hoy despreciados: el zapatero remendón, el estañador que arreglaba los pucheros, el paragüero, el trapero, incluso el basurero que pagaba por recoger la basura doméstica.
Argumentó que en el planeta Tierra “no falta agua, sino que sobra sal”; quitarle sal al agua es un problema de energía; el sol nos aporta cantidades enormes, pero no sabemos almacenarla; por tanto, lo que realmente falta es ciencia, tecnología y … voluntad…
Cerró la ponencia el Sr. Gómez Orea señalando que, más allá de su realidad, el cambio climático es quizá la gran “idea fuerza” capaz de mostrar a la humanidad la necesidad de modificar, mejor hoy que mañana, el insensato estilo de desarrollo: “la necesidad es el gran acicate del progreso”.
