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<In Memoriam> Rafael Ceballos Jiménez: Nos ha dejado un excelente compañero comprometido con l

Conocí a Rafael Ceballos a través del profesor Ramón Tamames, el año 1996. Ellos trabajaban como consultores y en aquel momento estábamos poniendo en marcha la Estrategia Forestal Española con la idea de continuar con el Plan Forestal Español y las cuestiones de economía forestal eran de gran importancia para lograr la rentabilidad de los montes.
Unos años después, en el año 2001, el Ministerio de Medio Ambiente les encargó un trabajo sobre el Plan Forestal y ambos vinieron a Santiago de Compostela a intercambiar criterios y opiniones sobre este asunto.
Fue en ese momento cuando pude así conocer sus cualidades profesionales y el alto nivel de conocimiento que tenía del medio ambiente y del sector forestal.
De nuevo, en el año 2008, al formar una candidatura para la Junta de Gobierno del Colegio y la Asociación de Ingenieros de Montes, fue cuando realmente tuve la oportunidad de compartir con él las tareas de administración y gestión de nuestros órganos profesionales y conocer de cerca su personalidad.
Fueron ocho años difíciles, sobre todo los primeros, pues la crisis económica afectó de lleno a la actividad profesional, el Gobierno eliminó la obligatoriedad de los visados y la situación económica del Colegio se complicó, teniendo que adoptar medidas para garantizar la continuidad de los servicios colegiales, en las que el personal del Colegio colaboró voluntariamente con una reducción salarial.
Rafael fue durante esos ocho años vicedecano aportando su experiencia colegial de sus más de 50 años de colegiación. En todo ese tiempo mantuvo una actitud de servicio a la profesión, de apoyo y ánimo a los compañeros y de lealtad al compromiso adquirido al formar parte de la Junta de Gobierno, en unos momentos en los que él, como profesional liberal, también sufría las dificultades de la crisis, de la que salió fortalecido.
Rafael, tenía innumerables cualidades pero me gustaría destacar algunas de ellas:
Todo el que le hubiera conocido recordará su gesto amable, siempre mostrando una sonrisa, siempre con buen ánimo y predisposición para la solución de los problemas. Su positividad y su capacidad de encontrar algo bueno en los malos momentos resultaban únicos.
Puedo continuar con su amor a la ingeniería de Montes, de tradición familiar, que se notaba en el respeto que la figura de su padre D. Luis y su tío D. Gonzalo le habían inspirado y que le servía de referencia en la forma de entender la relación con los montes, con el medio ambiente y con la naturaleza.
Otra era su exquisita educación, sus buenos modales, su amabilidad e impecables formas. Rafael era una persona que “sabia estar” en cualquier lugar y en cualquier situación. Pero es que Rafael, tenía sensibilidad de artista y además de ejercer la magia y ejercerla bien, la transmitía a su comportamiento y a las relaciones con los demás. Con él siempre tenías la sensación de vivir con imaginación y fantasía cualquier situación que se planteaba.
Amistad, lealtad, dedicación, compañerismo, …, no sé, podría hacer interminable esta lista de valores y virtudes y todos los que le habéis conocido seguro que incorporaríais alguna más.
Rafael era muy querido también en el Instituto de la Ingeniería de España. Presidió con eficacia el Comité de Ingeniería y Desarrollo Sostenible y estos años, asistía con frecuencia a las Juntas Directivas y Asambleas Generales en representación de la Asociación de Ingenieros de Montes, participando con ingenieros de otras Ramas, en los asuntos siempre complejos de la ingeniería, y en el que actualmente formaba parte de la comisión electoral en el proceso de elección de presidente del IIE 2020.
D. José Carlos del Álamo Jiménez
Decano-Presidente del Colegio y Asociación de Ingenieros de Montes (2008-16)
Nuestros caminos se habían cruzado antes pero tuve la enriquecedora oportunidad de conocer y trabajar junto a Rafael Ceballos durante el último lustro. Durante este tiempo he podido apreciar su inconmensurable calidad humana, compromiso con la profesión, la ingeniería, y el Colegio en particular, así como profesionalidad. Sin su decidido apoyo y el de Carlos del Álamo no me habría embarcado en la singladura de conducir el Colegio y la Asociación.