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  • IIE - Asuntos Rurales

Retorno al medio rural, la vuelta al campo tras el Covid19.

INTRODUCCIÓN

En el marco del Comité de Asuntos Rurales (CAR) del IIE, que preside Domingo Gómez Orea, se ha constituido un grupo de trabajo coordinado por Miguel Soriano Moyano, de la Asociación de Ingeniero de Montes, con la participación de José Ramón Arana Montes, también perteneciente a la Asociación de Ingenieros de Montes, el propio presidente del CAR, Domingo Gómez Orea y Vicente Forteza del Rey, ambos de la Asociación de Ingenieros Agrónomos, José Antonio Rodríguez de la Cruz, Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, y Cristina Luna de María Toledo y Pedro Oñorbe de Torre, ambos de la Asociación de Ingenieros Industriales. En este grupo de trabajo se ha contado además con la colaboración del Comité del Espacio del IIE a través de su presidenta Isabel Vera Trallero y de los miembros Maite Mejide Montes y Pablo Fajardo Peña. Finalmente, se ha contado con la colaboración, como asesores externos, de Luis Márquez Delgado, Ingeniero Agrónomo y José Enrique Villarino Valdivieso, Economista.




El objetivo de este grupo de trabajo ha sido el de elaborar un documento cuya finalidad es la de plasmar en el mismo una reflexión inducida por la pandemia del Covid19 acerca de las posibilidades que pudieran derivarse respecto a la revitalización los municipios rurales, de las opciones para incentivar y facilitar el arraigo poblacional y mejorar su calidad de vida después del intermedio de una pandemia, que nos ha hecho pensar en enfoques distintos a nuestro trabajo habitual y la posibilidad de desarrollarlo en entornos más en contacto con la naturaleza y algo más alejados de una sociedad de ritmo frenético.


Durante el estado de alarma declarado como consecuencia de la pandemia del Covid19, el trabajo en remoto, ya sea en exclusiva o de una forma mixta, presencial y on-line, se ha convertido en una opción real en el mundo laboral, permitiendo trabajar fuera de su oficina habitual, ya sea en su propia casa o en "cooperativa de oficinas".


Una pregunta que podría hacerse es si, al no esta modalidad de trabajo, permitirá hacer factible la posibilidad real de trabajar desde el medio rural en trabajos "avanzados" y tecnificados, para los que, en muchas ocasiones, sólo es necesario conexión a internet y un ordenador. Sin embargo, en relación con esto, conviene señalar la diferencia entre trabajo remoto, que significa trabajar alejado de la sede habitual de trabajo, y teletrabajo que exige formular objetivos y plazos concretos e implica un espíritu de compromiso con los objetivos, de colaboración y de comunicación con todos los implicados.


Otra pregunta que cabría hacerse es la de si esta crisis supone una oportunidad para paliar el despoblamiento y para reactivar el mundo rural mediante el desarrollo de actividades económicas con empresas, con jóvenes que pudieran poner en práctica sus proyectos de vida laboral e incluso con ciertos segmentos profesionales de la población urbana que pudieran dar continuidad a su actividad profesional y a sus proyectos de innovación. Todo ello, favorecería, de modo complementario, un alivio de la presión demográfica en áreas urbanas, una disminución de la contaminación en las ciudades así como mejoraría la conciliación familiar.


El despoblamiento de las áreas rurales está inducido por la falta de actividad económica, la falta de empleo de calidad, razonablemente bien remunerado y estable. El sector primario: agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, aún subvencionado por la PAC, por sí solo no es capaz, salvo excepciones en las comarcas de producción muy intensiva o de singular calidad y precio, de mantener una riqueza y un empleo que retenga a la cada vez más escasa población joven. Afrontarlo requiere dotarlo de medios para el fomento de empleo en actividades no sólo ligadas al sector agroalimentario, forestal o de turismo rural, sino, además, a empresas energéticas, industriales, a la implantación de franquicias o abanderamientos y un amplio abanico de posibilidades que, manteniendo su esencia, permitan la conexión de las zonas rurales al mundo digital del siglo XXI.





CÓMO LLEVARLO A CABO


La base de partida son las diferentes estrategias de desarrollo rural redactadas tanto por la Comunidad Europea, por la Administración General del Estado (AGE) como por las Comunidades Autónomas (CCAA), pero estas herramientas se muestras insuficientes si no se ejecutan en su totalidad dentro del periodo programático y si no lleva a cabo un seguimiento exhaustivo de su eficacia en términos de cumplimiento real de objetivos y de su eficiencia en términos de coste de oportunidad.

El desarrollo rural se tiene que fundamentar en modelos económicos que, ya sea mediante transferencia de recursos procedentes de presupuestos públicos o exclusivamente mediante la iniciativa privada, sean autosuficientes y capaces de mantenerse en el tiempo. Pero para que tales modelos sean eficaces y eficientes es preciso vertebrar el sistema de pueblos sobre las cabeceras comarcales y sobre algunos núcleos cuyo tamaño permita augurar un futuro poblacional estable; de otra forma también las cabeceras perderán población

Los desequilibrios actuales que padece el mundo rural deberían ser corregidos mediante la adopción de diversas medidas de apoyo entre las que estarían:


  • Incentivos fiscales que, al incrementarse la población y la producción económica, pudieran compensar los sobrecostes que en la actualidad tienen en las áreas rurales la prestación de servicios públicos básicos.


  • Políticas de alojamiento, mediante la rehabilitación y/o construcción de nuevas vivienda, con una apuesta especial por los jóvenes.


  • Disponibilidad de suelo industrial que permita la creación de parques científicos y tecnológicos operativos


  • Acceso rápido y seguro a centros educativos y servicios sociales

En este sentido, la existencia de una red telemática con cobertura rápida y segura en las zonas rurales supondría un salto cualitativo en la enseñanza al dotar de acceso a Internet de alta velocidad a los centros educativos de enseñanzas obligatorias.


  • Mejora de la atención sanitaria.


  • Mejoras en las conexiones de transporte de personas y mercancías así como en las infraestructuras de abastecimiento y saneamiento en pequeños municipios.


  • Ampliación y mejora de la cobertura telemática, de las condiciones de buena conectividad.


En abril de 2018, la Unión Europea (UE) rubricó la Declaración de Bled enfocada a garantizar un futuro inteligente de las áreas rurales de la UE en virtud de la cual, se desarrollaría la economía digital rural de forma innovadora, integrada e inclusiva, con el potencial de mejorar la calidad de vida de la población rural y, por lo tanto, de enfrentar el actual despoblamiento y la migración desde estas zonas rurales. Asimismo, se desarrolló el enfoque de los Territorios Rurales Inteligentes (Smart Villages) que, a través de políticas europeas y nacionales se doten del potencial de aumentar la cohesión social y económica y mejorar la igualdad entre ambas realidades sociales.


En nuestro país, el 91,4% de viviendas tienen acceso a internet, pero la brecha se abre entre los municipios menores de 10.000 habitantes (86,8%) y los mayores de 100.000 (93,5%), según la encuesta sobre “Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares. Año 2019" que anualmente lleva a cabo el Instituto Nacional de Estadística (INE).


El Plan 300 x 100, presentado por el gobierno español en marzo 2018, dotado con 525 millones de euros, pretende garantizar el acceso del 95% de la población de cada provincia de España a redes de banda ancha ultrarrápida con al menos 300 Megabytes por segundo (Mbps) antes de 2021. Por otro lado, la agenda europea quiere que, para este mismo año, todos los ciudadanos europeos tengan conexiones de, al menos, 30 Mbps. La paradoja es que, aunque España es líder en la implantación de fibra óptica, la velocidad a la que aspira la UE no llega a más del 25% de la población: existen algo más de 4.000 municipios en los que no se alcanzan esos 30 megas y, en otras 2.600 localidades, ni siquiera los 10.


En pleno siglo XXI, esta brecha digital debe solventarse si se pretende garantizar el sostenimiento de actividades económicas en las que la aplicación del internet de las cosas (loT) está directamente relacionada con una gestión viable del negocio que pretenda llevar cualquier empresa en un entorno rural, para garantizar una conectividad efectiva, es imprescindible dotar al entorno rural de las infraestructuras necesarias, mediante satélites geoestacionarios, o incluso constelaciones de satélites, como Starlink u otras. La transformación digital en el ámbito empresarial rural debe tener como objetivo la reorganización de los procesos de negocio, las metodologías de trabajo y las estrategias empresariales mediante la aplicación de tecnologías digitales que mejoran la eficiencia y la productividad con la finalidad de impulsar el crecimiento económico, incrementando las ventas y optimizando los costes.


En resumen, todas estas medidas deberán considerarse como retos transversales apoyados en proyectos finalistas cuyos objetivos se basen en

  • Facilitar el arraigo de la población en el entorno rural y atraer a nuevos vecinos estables a dichas localidades

  • Impulsar las iniciativas sociales que trabajan por la sostenibilidad y el futuro del mundo rural

  • Apoyar a las actividades productivas que soportan el tejido social

  • Dotar de infraestructuras y servicios básicos suficientes para garantizar la calidad de vida de la población

  • Favorecer la implantación de empresas comprometidas con los retos ambientales y, en particular, con la economía circular

  • Establecer alianzas entre entidades de interés público y de representación social, así como con entidades privadas

  • Diseñar una fiscalidad y una financiación adaptadas al medio rural

La creación de un tejido productivo en el entorno rural, que permanezca en el tiempo podrá acometerse exclusivamente mediante la iniciativa privada, en solitario o través de franquicias o abanderados, o bien a través de fondos públicos de la UE, de la AGE o de las CCAA.


En lo referente a las franquicias, la apertura de un negocio en una pequeña población rural significa empleo, riqueza y la oportunidad de revitalizar una zona en ocasiones abocada a desaparecer por la falta de recursos. El mercado nacional de la franquicia cuenta con numerosas enseñas que se adaptan al medio rural favoreciendo el desarrollo de la zona y la provisión a la población de productos y servicios que antes quedaban lejanos, no se trata exclusivamente de negocios dedicados al comercio de la alimentación o de ropa sino también de actividades ligadas al sector servicios, evitando de este modo desplazamientos a la población que habita en estos municipios.


En el caso de gestión financiera a través fondos públicos de la UE, de la AGE o de las CCAA intervienen agentes dinamizadores como los Grupos de Acción Local (GAL)/ Grupos de Desarrollo Rural, asociaciones sin ánimo de lucro, de ámbito comarcal, donde se integran entidades públicas (Ayuntamientos y Mancomunidades) y privadas (asociaciones, colectivos, cooperativas, empresas) representativas del tejido socioeconómico de la comarca.


Su principal función es la aplicación de las estrategias europeas de desarrollo rural, a través del diseño, puesta en marcha y gestión de sus estrategias de desarrollo local (EDLP), que son el fruto del análisis de las necesidades de su territorio y del consenso logrado entre los diferentes colectivos que los conforman. Los GAL realizan su EDLP a través del programa LEADER encuadrado en la medida 19 de los Programas de Desarrollo Rural (PDR), aunque pueden así mismo obtener financiación de otros fondos estructurales diferentes del FEADER, como son el FSE, el FEDER o el FEMP.


Su trabajo fomenta la puesta en valor de los recursos endógenos gracias al conocimiento local. Ayudan a la creación de infraestructuras municipales, a la generación de empresas, a la presencia de servicios para la población y, en suma, a la generación de empleo. Su objetivo básicamente es la tramitación de expedientes de los proyectos propuestos por los diferentes socios, sin entrar a ser promotores de los mismos. Al comienzo de cada período de programación, los GAL son seleccionados a través de convocatoria pública por las comunidades autónomas, gestoras de los PDR.


Otros agentes intervinientes son los Grupos Operativos, agrupaciones de actores de distintos perfiles, tales como agricultores, ganaderos, selvicultores, industrias agroalimentarias o forestales, centros públicos o privados de I+D+i o de formación y asesoramiento, centros tecnológicos o instituciones sin fines de lucro, entre otros, que se asocian para conseguir una innovación al objeto de resolver un problema o aprovechar una oportunidad, con el enfoque de acción conjunta y multisectorial y que se materializan en la propuesta proyectos concretos para presentarse a los concursos abiertos para financiación de los mismos.


Finalmente, los Grupos Evaluadores, son los encargados de llevar a cabo la supervisión de la eficacia y consecución de objetivos de los distintos proyectos subvencionados y financiados por los PDR.. Cada Comunidad Autónoma tiene designado u ente evaluador de los proyectos.



POSIBILIDADES DE DESARROLLO


El abanico de posibilidades es amplio tanto desde un punto de vista de producción de bienes como de servicios.


En el caso de Producción de Bienes de Consumo, el centro productivo ubicado en el medio rural debe estar vinculado con medios complementarios de marketing y distribución. La seguridad de la inversión debe estar relacionada, en la mayoría de los casos, con una buena conexión con infraestructuras viarias o energéticas para asegurar el éxito de la inversión. Dentro de este concepto se podrían englobar sectores como:



  • Energético


  • Energía fotovoltaica

España tiene una posición geográfica privilegiada para desarrollar la energía fotovoltaica, para autoabastecerse y para exportar. El planteamiento es ¿cómo desarrollamos esta energía en el mundo rural? ¿Construimos plantas grandes o construimos plantas medianas y pequeñas?

Las grandes plantas fotovoltaicas reproducen el sistema actual de generación centralizada mientras que las medianas y pequeñas desarrollarían la generación distribuida. Otro valor añadido de la tecnología fotovoltaica es el diseño de plantas en cualquier tamaño, sin ser necesario un umbral mínimo de potencia, propiciando el uso de una de las energías más eficientes que tenemos: el autoconsumo. Estas grandes plantas fotovoltaicas evacuan su energía en la red de transporte pero hay escasez de puntos de conexión, mientras que el autoconsumo vierte sus excedentes de producción en la red de media y baja tensión, donde el acceso a la red es más factible. El hito que permite o no una planta fotovoltaica grande es el acceso a la red de transporte y no la disponibilidad de suelo que, en todo caso, podría suponer una ventaja en terrenos próximos a plantas energéticas preexistentes con proyecto de reconversión. Para que la integración del autoconsumo sea óptima se necesitan redes de distribución inteligentes, por eficiencia del propio sistema eléctrico.


El autoconsumo fotovoltaico en cubierta ofrece grandes oportunidades al mundo rural, bien el en el consumo doméstico, bien en el consumo industrial. Un coste significativo de la industria es el energético. El ahorro por autoconsumo fotovoltaico es una oportunidad para el desarrollo de la industria en el mundo rural. Asimismo, la vivienda rural, unifamilar o en edificios con poca altura, es la idónea para el desarrollo del autoconsumo fotovoltaico, lo que supondría un acicate en cuanto al ingreso extra, o dicho de otro modo, al ahorro, que esto supone para los residentes de los municipios rurales. Muchas casas rurales tienen tejados para instalar el doble de potencia fotovoltaica de lo que necesita el hogar. Retribuir los excedentes del autoconsumo fotovoltaico sería una forma