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Desmontando el mito. Los países con más robots por trabajador tienden a tasas de paro más bajas.

Según el informe realizado por la Federación internacional de Robótica, el número de robots por cada 10.000 trabajadores que hay en Singapur o Corea, casi triplica a los que hay en Japón, tercero en el ranking. España ocupa la decimotercera posición con 191 robots por cada 10.000 empleos, situándose por encima de la media mundial (con 113 robots/10.000 trabajadores) y europea (con 114). Además, España ocupa la posición undécima en instalación anual de robots industriales, liderada, muy destacadamente, por China.




En 1843, Marc Brunel introdujo en la armada británica una máquina capaz de fabricar automáticamente bloques de aparejo (para la construcción del túnel del Támesis), empleando 10 personas en lugar de las 110 que hacían falta hasta el momento. Esto supone una caída del empleo directo del 91%, sin embargo, en la fabricación de dicha máquina se emplearon 410 personas, lo que supone un aumento del 373%.


Al igual que pasó en aquel entonces en Reino Unido, hoy en día la automatización genera más trabajos que los que había anteriormente, desmontando así uno de los mayores mitos de que el impacto que generan los robots en la sociedad se traduce en un aumento considerable del paro. Los datos desmienten dicha creencia, según queda reflejado en el siguiente gráfico (elaborado a partir del informe de la Federación Internacional de Robótica y de los datos proporcionados por Expansión), en el que se puede comprobar que a una mayor densidad de robots se tiende a tener una menor tasa de paro y un mayor PIB per cápita.





Nota: Para el cálculo de la recta de regresión correspondiente a la densidad de robots, no han sido tenidos en cuenta los 2 primeros valores, ya que al ser mucho más elevados que el resto, la distorsionaban considerablemente.


Por tanto, queda demostrado que la robótica genera directamente nuevos puestos de trabajo, relacionados con el diseño, fabricación, operación, mantenimiento y reparación de estas máquinas, a la vez que elimina aquellos trabajos más mecánicos y repetitivos que no aportan ningún valor añadido, por no hablar de aquellos trabajos en los que la precisión de una máquina dista mucho de la que pueda alcanzar ningún humano, o aquellos trabajos tóxicos o peligrosos para los humanos.


Como conclusión, el mayor reto de la robotización y automatización, de tareas repetitivas o de bajo valor añadido, es la reubicación de las personas que antes realizaban dichas tareas, para que puedan realizar nuevos trabajos más sofisticados, que requieran una formación específica.




D. Carlos Rodríguez Ugarte

Instituto de la Ingeniería de España

Director General

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