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  • IIE - Defensa

La Inteligencia Artificial y los Seguros en la Gestión de las Emergencias



El pasado 22 de abril el Comité de Tecnologías para la Defensa del Instituto de la Ingeniería de España organizó la jornada “La Inteligencia Artificial y los Seguros en la Gestión de las Emergencias”, presidió D. Enrique Rodríguez Fagúndez, presidente del Comité de Tecnologías de la Defensa del I.I.E. acompañado por D. Manuel Fernández-Cañadas Fernández, Vicepresidente del Comité de Tecnologías de la Defensa del I.I.E. quienes presentaron la jornada y a los ponentes de la misma D. José Ramón Peribáñez Recio. Doctor Ingeniero de Montes por la Universidad Politécnica de Madrid. Inspector del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid y D. Eugenio Martínez Falero. Catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid.


Ambos dieron una visión de la aplicación necesaria de las nuevas tecnologías particularizando en la Inteligencia Artificial con un fuerte análisis estadístico de la toma de decisiones aplicable por añadidura al campo de la estrategia militar. Proponiendo a la vez, una mejora en el sector de los seguros asociados a las catástrofes naturales y otro tipo de desastres basada en un análisis estadístico de la resiliencia novedoso.




Comenzó la jornada el señor Peribañez hablando de la situación actual de los seguros tanto en España como en el resto del mundo. El sistema español es “garantista”, pero existe otra forma de enfocar los seguros respecto a las emergencias. Una de las fuentes de financiación de los servicios de emergencias es a través de los seguros y pólizas que empleen ese servicio directo. La evolución de la tecnología y la implantación de la IA, que debe evolucionar a la par que la tecnología, nos permiten obtener una serie de datos vitales para la mejora de los servicios mediante el conocimiento, estos sistemas no son inteligentes en sí, sino que aprenden de los datos, del conocimiento de los algoritmos empleados en emergencias y su funcionamiento, ya que son los responsables de entrelazar los datos obtenidos y las acciones ejecutadas para alcanzar el resultado final.


De esta forma los sistemas cada vez más serán adaptativos, que aprendan de las experiencias y se irán amoldando y aprendiendo de los resultados obtenidos, la IA cada vez más agilizará el cruce de datos con los logaritmos para conocer qué necesidad se deben atender, lo que agilizará y mejorará la toma de decisiones, reduciendo el tiempo de reacción y aumentando las posibilidades de éxito frente a una catástrofe, además se generará un sistema robusto capaz de hacer frente a cualquier situación gracias a este “entrenamiento”·. Un ejemplo claro es la parte de robótica empleada en el incendio de Notre-Dame. Se preparan a estos sistemas para que tengan una capacidad de mejora y adaptación constante, ya sea en el bosque frente a las llamas, como en una ciudad con una nube radioactiva y tóxica, mediante no solo acciones más rápidas y fiables, sino mediante la predicción.


Continuó con la jornada el señor Martínez, quien habló sobre la “Red Neuronal” que debe formar la IA para mejorar la toma de decisiones, esta debe ser la mejor opción, basada en el análisis de datos, y se debe tomar en un tiempo de respuesta real. La imprecisión y la incertidumbre son inevitables para las aplicaciones prácticas en el mundo real.


Todavía es un tema abierto sobre cómo modelar y manejar este tipo de información imprecisa e incierta. Pero se han presentado varias teorías sobre la fusión de datos de sensores múltiples, incluida la teoría de conjuntos aproximados; la teoría de conjuntos difusos; teoría de la evidencia; números Z; teoría de números D; razonamiento evidencial entre otros métodos.


El proyecto se centra en la mitigación de las consecuencias que producen las catástrofes naturales mediante el control de la fragilidad de las masas forestales, que es mucho más fácil que predecir que la dinámica de los sucesos que provocan el daño. Los errores que se comenten al gestionar los riesgos naturales mediante este procedimiento son muy inferiores a los que se cometen cuando se gestionan los desastres a partir de índices promedios del riesgo de que se desencadenen los sucesos que producen daños. Este enfoque también permite unir las políticas de desarrollo con las de lucha contra catástrofes naturales. Además, es más fácil trabajar con las consecuencias de las catástrofes que con su intensidad (obligando a las personas a no pasar por ciertas zonas, adoptando nuevas formas de gestión, diseñando infraestructuras robustas para vías de evacuación, suministro de agua, comunicaciones y energía, etc.).


Afortunadamente, la naturaleza tiene un umbral alto de colapso ante factores inesperados, incluso se puede beneficiar de la incertidumbre en la ocurrencia de catástrofes. Un entorno volátil aumenta la tasa de supervivencia de especies robustas y elimina aquellas cuya superioridad depende solo de la intervención humana. La gestión de los espacios forestales debe considerar esta aleatoriedad y hacer que la naturaleza juegue a nuestro favor en el aseguramiento de las inversiones a través de la mejora de la resiliencia del espacio natural.




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