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Agua y Economía en la Agenda 2030




El pasado miércoles 22 el Comité de Ingeniería y Desarrollo Sostenible (CIDES) del Instituto de la Ingeniería de España, organizó la jornada “Agua y Economía en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para España. Agua y Agendas 2030”. Presidió la jornada D. Carlos del Álamo Jiménez acompañado de Dª. Mª Jesús Rodriguez de Sancho, Presidenta del CIDES, quienes presentaron la jornada y a los ponentes con los que contamos esta ocasión, D. Antonio Serrano Rodríguez, Miembro del CIDES del IIE. Ingeniero de Caminos, Dª. Josefina Maestu Unturbe. Asesora del Secretario de Estado de Medio Ambiente. Economista, D. José Antonio Díaz Lázaro-Carrasco, Miembro del CIDES del IIE Ingeniero industrial y D. Guillermo Castañón. Miembro del CIDES del IIE. Ingeniero agrónomo.


Es bien sabido por todos que sin agua no hay vida, el Objetivo en el que se centra la jornada es el sexto “Agua limpia y Saneamiento”, que influye directamente en el resto de los objetivos, especialmente en el tercero “Salud y Bienestar” y el undécimo “Ciudades y Comunidades Sostenibles”





Comenzó la jornada el señor Serrano estableciendo que la sostenibilidad del desarrollo no es homogénea, parte de la consideración del agua como input productivo con una caracterización no muy distinta a la del resto de inputs (energía, trabajo, fertilizantes, etc.) y que, atendiendo a la filosofía de la Directiva Marco, de la Ley de Aguas y del propio ODS 6, debería tener una jerarquía en su consideración subordinada al mantenimiento de caudales ecológicos/ambientales y a la garantía de abastecimiento a la población con un agua de calidad. Debemos ser realistas a la hora de establecer los objetivos y saber cuáles se pueden cumplir y cuáles no, detener la biodiversidad y la deforestación es alcanzable, que todo el mundo tenga derecho al agua y la energía, es posible, pero combatir el cambio climático y reducir la producción grande de residuos son objetivos que para el 2030 son casi imposibles de efectuar. La mayoría del consumo del agua en España está dedicada a regadío de cultivos con una escasa rentabilidad, hecho diferencial que sumado a que la agricultura que más ingresos genera, está muy localizada en ámbitos con escasez hídrica, mientras que donde no hay escasez, hay poca productividad.


La relación del agua y su economía es mucho más que la relación con el PIB y el consumo de agua, tiene relación con todos los factores que le afectan de forma directa, por lo que se debe considerar de forma integrada todos los factores que interactúan en esta problemática (estado de las aguas subterráneas, desertificación y pérdida de biodiversidad, calentamiento global, cambio climático…).



Continuó con la jornada la señora Maestu, hablando de la importancia de la eficiencia en el empleo del agua, “debemos hacer más con menos”, aumentar la productividad del uso del agua aumentando los euros por metro cúbico y disminuir el número de metros cúbicos para conseguir un input ptoductivo, es decir la intensidad y la productividad. La meta que debemos alcanzar para 2030, es aumentar sustancialmente la utilización eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de las extracciones y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir el número de personas que sufren de la escasez de agua.


Este objetivo nos debe permitir duplicar los alimentos que debemos producir de manera sostenible sin aumentar las extracciones de agua en el sistema. En España se invierte mucha agua en zonas que tienen baja rentabilidad, mientras que en otras con escasos recursos hídricos permiten obtener grandes resultados. El 8,5% del volumen de agua (64,22 hm3) permite producir el 40% del Valor Agregado Bruto (VAB) de los cultivos (unos 497 millones de €). En el 2018 los cítricos que tienen beneficios negativos se estima que han utilizado 291 Hm3 de agua. Atendiendo a la zona geográfica del ámbito español, distintos tipos de agricultura, según distintos factores, y en cómo utilizan el tanto por ciento del agua que emplean, la agricultura que más ingresos genera usa un porcentaje reducido del total del agua. El 24% del agua produce el 71 % (VAB) del regadío frente a otras que 58% del agua produce el 12% del VAB del regadío.


Resaltó también el estrés hídrico (recursos de agua extraídos del medio en relación con el total de los recursos renovables) que sufrimos en España donde nos encontramos sobre el 70%. Para mejorar la productividad la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) propone una serie de medidas, como realizar un consumo sostenible, no hace falta duplicar la producción de comida si actualmente se está desperdiciando y trabajar en dietas y sistemas alimentarios más sostenibles.



Continuó el señor Díaz quien habló sobre la demarcación del Tajo como experiencia de conflictos de uso. Empezó hablando sobre la hidrografía, litología, las aguas subterráneas, extracciones, embalses y sistemas de explotación y regulación casi en su totalidad, al menos en la parte hispánica. Estableció la necesidad de depurar las aguas de la cuenca del Tajo en grandes ciudades como Madrid, Toledo y Talavera para cumplir con la normativa ecológica.


Para concluir hablo sobre la necesidad de establecer sistemas de gobernanza participativos y transfronterizos que gestionen el uso del agua, calidad y cantidad, teniendo en cuenta la necesidad de mantener caudales ambientales (ecológicos) del río Tajo, la reducción de la producción hidroeléctrica, y reducir la cantidad de caudales que pueden ser transferidos, el apoyo a las políticas integradas de agua y suelo. Es urgente invertir en tecnologías de eficiencia y ahorro de agua y energía y promover un cambio de comportamiento que reduzca las demandas de agua y energía en todos los sectores e integrar la sostenibilidad en los sistemas educativos que promuevan el cambio de comportamiento en todos los grupos de edad.



Cerró la jornada el señor Castañón hablando sobre la importancia de la producción agrícola, que en 2018 era 10% del PIB y de ésta, el regadío produjo más del 60%, lo que demuestra la relevancia que representa el regadío para España. En los últimos 50 años la eficiencia en la aplicación en parcela aumentó el 21% y el gasto energético el 1800%. Actualmente el sector agrario se enfrenta a un mundo más competitivo, que le obliga a producir más, con mayor calidad, menor precio y respetando el medioambiente, lo cual sólo se consigue mediante el empleo de nuevas tecnologías, esto es lo que recoge la Política Agrícola Común (PAC). Como se debe vender productos a precios de hace un siglos, pero los costes son mucho mayores, la PAC subvenciona la agricultura, el problema es que el 70% de las subvenciones van para el 20% de los agricultores.


El hecho de que cada vez menos jóvenes se dediquen a la agricultura junto con la amenaza del Cambio Climático ofrece un futuro poco esperanzador. El empleo del regadío de forma asidua puede generar desertización de ciertas zonas, recordemos que el agua es un factor limitante, por lo que es imprescindible tomar ciertas medidas como: Reutilización de aguas depuradas, desalación salobre y marina, trasvases e impulsar ciertos cambios legislativos. El ahorro del agua debe ser imprescindible ya que del año 2000 al 2017, el consumo de energía para riego aumentó un 893%, pero a la par de 2004 a 2015 se ahorraron 2863 hm3 en riego gracias a las medidas de ahorro y modernización.


Una buena Gobernanza del agua es imprescindible para asegurar los servicios de agua a los diferentes niveles de la sociedad y en el Conjunto de temas políticos, sociales, económicos y administrativos. Actualmente no se puede separar agua y energía, y el aumento de los precios en la energía suponen un obstáculo para los agricultores. La solución que mejor se adapta, junto con una gestión más lógica de las infraestructuras y de los usos del agua, a este cambio es la reutilización de las aguas para la agricultura. Hoy en día se reutiliza sólo un 11% del agua tratada, cifra muy pobre ya que la reutilización debe ser la mayor fuente de agua para el sector agrario. Es necesario una Política para el Agua, con una dotación presupuestaria acorde con la realidad, coordinando políticas sectoriales y “que el dinero del agua sea para el agua”.


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